- El pasado verano se me pidió ayudar a la Associació de veïns i veïnes de Natzaret a preparar el soporte gráfico para su intervención en las jornadas ‘Els futurs del Marítim’,
donde el próximo martes expondrán sus propuestas para la mejora del
barrio.
- De este modo, tuve la oportunidad de conocer el lugar y ver la
inmisericorde situación de aislamiento a la que lo han llevado el
desarrollo urbanístico de las últimas décadas y el planeamiento que
históricamente lo ha amparado.
- El crecimiento
continuado del puerto, el abandono de la desembocadura que debería ser
fin natural del Jardín del Turia, la decisión de mantener en superficie
las vías de tren que cruzan por el oeste cuando se soterraron a partir
de la Avd. Francia, la incógnita de la ZAL y los terrenos de la Fórmula
1...
- Habiendo sido una vez localización privilegiada por su condición de
estar al mismo tiempo ‘dentro y fuera’ de Valencia,
los sucesivos maltratos han hecho de Natzaret un barrio amurallado,
privado de sus relaciones con el resto de la ciudad y de futuro incierto
a causa del estancamiento de las previsiones urbanas a su alrededor.
- Mi trabajo para la AVV Natzaret se ha limitado a plasmar gráficamente
lo que ellos plantean.
- Y distanciándome de sus propuestas no reniego de
ellas, sino que en este caso -aún existiendo precedentes técnicos como
podría ser la Via Verde la Fresca-
me parece importante remarcar la autoría vecinal para así destacar la
sensatez de unas peticiones cuya base es la vida en el barrio a pie de
calle, el conocimiento cercano de su entorno y la sentida urgencia de
revertir la situación de incomunicación a la que se les está condenando.
- Las propuestas de los vecinos de Natzaret son en su mayoría medidas
puntuales tan tangibles que ellos mismos pueden señalar con el dedo y
decir: 'Ese carril bici que acaba ahí lo prolongas 500 metros por allá y enlazas con el del Saler'.
- Esa expresión tan inmediata y certera las carga de valor, porque deja
sentir que son soluciones concretas y razonables a problemas
evidenciados al vivir el barrio desde dentro.
- En un
paseo a lo largo del barrio, uno de sus vecinos me enseñó uno por uno
esos problemas explicándome a la par las soluciones propuestas.
- Me
pareció muy expresivo que me hablase de un conocido que cada mañana
salta la valla que cierra el acceso a la pasarela Cuc de Llum para luego
atravesar a pie el descampado de la Fórmula 1 e ir a trabajar al Grao.
- No puede uno dejar de sorprenderse cuando descubre que un terreno baldío
en el que aparentemente no ocurre nada es para otro un trayecto diario
entre casa y el trabajo.
- El gesto cotidiano de ese paseante nos dice con
desprejuicio, ‘la conexión entre Natzaret y el Grao está aquí, venid a verla’.
- Diariamente, aún pareciendo insignificante, ese paseo construye un
vínculo entre ambos barrios y por un instante da solución al problema
del gran vacío del PAI del Grao.
- Esos pequeños
detalles –cotidianos e inadvertidos, pero de gran valor por su
inconsciente espontaneidad- los desvela el uso de la ciudad antes que el
análisis o el trabajo técnico.
- Nuestra tarea como profesionales deberá
reconocer la energía y el interés de estos modos de hacer ciudad.
- Porque
la ciudad no se construye desde la disciplina y el planeamiento, sino
que en última instancia la hacemos todos como ciudadanos cuando la
vivimos y usamos.
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