sábado, 2 de noviembre de 2013

CULTURA: Poesía







 
Si mi Señora dispone...


  

Un trocito de cielo cayó sobre mi Dama,
llenando de caricias su cuerpo,
de besos su espalda,
su corazón desenfrenado ardió de deseos iluminando su rostro hasta dejarla sin habla,

y estremeciendo sus entrañas que esta guardaba en la torre,
donde se hallaba encerrada... castigada
 Reacciona sin miedo mi Dama amada,
desata tus cuerdas y salta,
que te recojo con mis brazos y cubro con mi capa para que no se escapen tus sueños,
y puedas hallar las respuestas que le cielo te dibujó anoche,
rodeando tu cuerpo, besando tu rostro, rozando tu espalda,
despertando lo que tanto buscabas,
sos sueños perdidos de cuentos de Hadas.
Salta sin miedo que estoy fuerte,
y ya no temo a Dragones ni espadas,
pues ya doy por perdidos los valores por el mal camino me llevaban
que por no ser míos, pensaba, que debía defenderlos...
cuanto estaba equivocada
al ser para otros los deseos complacidos,
y no los de mi Dama amada.
Salta fuerte tú que puedes,
que no hay vacío que valga,
ni batallas perdidas,
ni guerras ganadas,
ni crisis que aplasten ideas honradas,
cabezas pensantes,
ni sueños perdidos,
ni palabras calladas.





Aposentos de Dama Azul





Aposentos de Dama Azul







martes, 29 de octubre de 2013

OPINION: Las carga el diablo

http://www.publico.es/


Pues a mí, el “Salvados” del domingo me decepcionó


Juan Tortosa

Si sé algo de periodismo se lo debo a los maestros que tuve en el diario "Pueblo", el grupo Zeta, Cambio16 e "Informe Semanal".

Así lo debieron creer quienes más tarde me otorgaron responsabilidades en la fundación de Canal Sur TV, Diario16 Málaga, CNN+ y Cuatro.

Tras casi cuatro décadas en esto, mantengo que el periodismo es el oficio más bonito del mundo.

Me gusta perseguir historias y contarlas, ser testigo, documentarme, tratar de entender los porqués y luego... esmerarme en explicarlo lo mejor posible.

En eso estoy y quiero estar. Con el mismo entusiasmo del primer día. @juanjtortosa



Pues a mí, el “Salvados” del domingo me decepcionó

 

29 oct 2013
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Vaya por delante mi reconocimiento a la arquitectura periodística de un programa como “Salvados” y a la pedagogía social que supone su emisión en una cadena de televisión generalista.

Quede constancia también de mi innegociable afecto hacia Arturo Pérez Reverte, en su día compañero casi de pupitre y objeto de maledicencias e improperios que jamás tolero en mi presencia a envidiosos, maledicentes ni papagayos varios.

Una vez dicho esto: A mí el programa-debut de temporada de “Salvados” el pasado domingo me dejó cierta sensación de “coitus interruptus”.

Esperaba más de él. Esta primera entrega, en la que se desmenuzaba la situación del barrio con más desahucios del país, y que servía como paradigma de lo que vivimos en todas partes, creo que contuvo una enjundia menor que el volumen de las expectativas que había generado.

¿Lo mejor del programa? Que todavía, habida cuenta del casposo panorama mediático que sufrimos, sea posible emitir una hora de televisión como esa, donde el espectador puede reconocer su vida misma, su propia cotidianeidad.

“Salvados” transmite verdad y eso es ya tan excepcional que hay que celebrar su existencia y brindar para desearle larga vida.

Pero a mí la entrega del domingo me decepcionó.

Era todo demasiado previsible. “Salvados” siempre transmitió un punto de tensión que eché en falta en el programa del día 27.

El simpático gamberro que era Jordi Évole, cuyas inocentes insolencias nos hicieron pensar tantas veces que en cualquier momento le iban a romper las gafas de un tortazo, es ya un personaje cuyo tirón convierte a veces a sus entrevistados en admiradores arrobados, encantados del privilegio de compartir plano con tan elogiado héroe televisivo.

Habían promocionado el programa anunciando aumento de presupuesto, lo que ya es un notición en los tiempos que corren.

Espero que se note en posteriores entregas, porque las localizaciones en Ciudad Meridiana no creo que pusieran de los nervios al jefe de producción del programa.

Yo pensé que igual se habían ido por el mundo con Pérez Reverte para rememorar sus tiempos de reportero pero no, me lo encontré sentadito, con chaqueta y bebiendo agua mineral.

Las intervenciones del experto que habló en el centro comercial, del responsable de la asociación de vecinos, del amigo Pérez Reverte, la directora del colegio o la simpática “monja-borroka” no fueron, a mi modesto entender, para tirar cohetes ni para tanta lisonja como he podido leer y escuchar estos días.


Insisto, el principal mérito creo que reside en que cosas así, bien empaquetadas y seleccionadas, se puedan emitir todavía.

A lo sumo hubo media docena de titulares:

-“Vengo a las reuniones de la asociación y cuento mis problemas. ¿O qué voy a hacer, tirarme por el balcón como hacen tantos o ponerme para que me pille un coche?” –decía uno de los vecinos.

-“Soy partidaria de la ocupación de pisos que los bancos tienen vacíos si no se tiene donde vivir”, reinvindicaba la “monja-borroka”.

-“Me preocupa que los niños a los que alimentamos aquí no coman los fines de semana”, contaba la directora del colegio público.

- también de “chapeau” las referencias de Reverte a Trento y a la guillotina, avanzadas ya en las promos del espacio, además del crudo broche final instando a Évole a no empeñarse en buscar soluciones a todo.

Pero yo no pensaba, igual estoy equivocado, que “Salvados” era un programa para pontificar.

Empachados de tertulias como estamos, la media ponderada del espacio del pasado domingo destilaba un cierto efluvio tertuliano aunque eso sí,
progresista y de denuncia, algo a lo que ya tampoco estamos acostumbrados ni siquiera en la Sexta, en cuyos debates cada vez hay más fachas, se dicen menos cosas interesantes y se grita más.

Luego, estaba la ausencia de tensión: la única ocasión en la que pareció existir algo de tirantez fue cuando irrumpió en plano, durante una entrevista al responsable de la asociación del barrio, una señora que cuestionaba lo que contaba el entrevistado de Évole.

A partir de ahí se fue creando un corro de vecinos y la escena empezó a cobrar vida.

Pero la imposibilidad, imagino que técnica, de mantener todo el plano-secuencia y recurrir a la edición acabó derivando en la devaluación del conflicto latente:

El anciano xenófobo que despotricaba contra los inmigrantes aparecía unas veces con carrito y otras sin él, la irrupción del vecino que se quejaba de tener que pagar la luz y el agua de los okupas pareció como si hubiera ocurrido tras recibir órdenes de un regidor…

Buen trabajo, sí. Pero de ahí a elevar a las alturas el programa y llamar “maestro de la televisión” a su conductor…

Lamento discrepar. Yo esperaba y espero más de “Salvados”.

Quizás sea injusto, pero el listón lo tenían ya mucho más alto de lo que yo vi el domingo y eso dota al espectador de argumentos para aumentar sus expectativas.

Y si además este año cuentan con más pasta, eso se tiene que notar más.

Elegir bien un tema y enhebrar una buena historia a partir de las personas que hablan sobre él es un aceptable comienzo.

Pero no la bomba, como nos lo han querido vender.





POBLES DE LA MAR: Natzaret propuesta a pie de calle


Nazaret (Valencia). Foto. Andrea Serra 
 
 
Desayuno con Viandantes sobre el puente de la T-2. Foto. Andrea Serra

- El pasado verano se me pidió ayudar a la Associació de veïns i veïnes de Natzaret a preparar el soporte gráfico para su intervención en las jornadas ‘Els futurs del Marítim’, donde el próximo martes expondrán sus propuestas para la mejora del barrio.

- De este modo, tuve la oportunidad de conocer el lugar y ver la inmisericorde situación de aislamiento a la que lo han llevado el desarrollo urbanístico de las últimas décadas y el planeamiento que históricamente lo ha amparado.

- El crecimiento continuado del puerto, el abandono de la desembocadura que debería ser fin natural del Jardín del Turia, la decisión de mantener en superficie las vías de tren que cruzan por el oeste cuando se soterraron a partir de la Avd. Francia, la incógnita de la ZAL y los terrenos de la Fórmula 1...

- Habiendo sido una vez localización privilegiada por su condición de estar al mismo tiempo ‘dentro y fuera’ de Valencia, los sucesivos maltratos han hecho de Natzaret un barrio amurallado, privado de sus relaciones con el resto de la ciudad y de futuro incierto a causa del estancamiento de las previsiones urbanas a su alrededor.

- Mi trabajo para la AVV Natzaret se ha limitado a plasmar gráficamente lo que ellos plantean.

- Y distanciándome de sus propuestas no reniego de ellas, sino que en este caso -aún existiendo precedentes técnicos como podría ser la Via Verde la Fresca- me parece importante remarcar la autoría vecinal para así destacar la sensatez de unas peticiones cuya base es la vida en el barrio a pie de calle, el conocimiento cercano de su entorno y la sentida urgencia de revertir la situación de incomunicación a la que se les está condenando.

- Las propuestas de los vecinos de Natzaret son en su mayoría medidas puntuales tan tangibles que ellos mismos pueden señalar con el dedo y decir: 'Ese carril bici que acaba ahí lo prolongas 500 metros por allá y enlazas con el del Saler'.

- Esa expresión tan inmediata y certera las carga de valor, porque deja sentir que son soluciones concretas y razonables a problemas evidenciados al vivir el barrio desde dentro.

- En un paseo a lo largo del barrio, uno de sus vecinos me enseñó uno por uno esos problemas explicándome a la par las soluciones propuestas.

- Me pareció muy expresivo que me hablase de un conocido que cada mañana salta la valla que cierra el acceso a la pasarela Cuc de Llum para luego atravesar a pie el descampado de la Fórmula 1 e ir a trabajar al Grao.

- No puede uno dejar de sorprenderse cuando descubre que un terreno baldío en el que aparentemente no ocurre nada es para otro un trayecto diario entre casa y el trabajo.

- El gesto cotidiano de ese paseante nos dice con desprejuicio, ‘la conexión entre Natzaret y el Grao está aquí, venid a verla’.

- Diariamente, aún pareciendo insignificante, ese paseo construye un vínculo entre ambos barrios y por un instante da solución al problema del gran vacío del PAI del Grao.

- Esos pequeños detalles –cotidianos e inadvertidos, pero de gran valor por su inconsciente espontaneidad- los desvela el uso de la ciudad antes que el análisis o el trabajo técnico.

- Nuestra tarea como profesionales deberá reconocer la energía y el interés de estos modos de hacer ciudad.

- Porque la ciudad no se construye desde la disciplina y el planeamiento, sino que en última instancia la hacemos todos como ciudadanos cuando la vivimos y usamos.